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Recuerdos y reencuentros.

lunes, 13 de julio de 2015

LA MADRONA DE LLERENA (HISTORIA DOCUMENTADA DESDE EL PARAÍSO HASTA ACÁ). ANTONIO MATEOS MARTÍN DE RODRIGO.


 
La Madrona de Llerena, cuadro al óleo de Miguel Morales Quintana.

A Miguel Morales Quintana, a Mary Tony Cortés Espadiña y a Antonio Marcelo Ruiz  González que me allegaron al conocimiento no esperado de páginas inéditas de la Vida de mi hermano.

Cuando hubo sido mujer sorprendió a los hijos de los hombres por su compostura perfecta, tanto en reposo como en movimiento, tanto al hacer acto de presencia su cuerpo como al poner su alma en admiración.

Su nombre venerable viene del Latín “matrona”, que significaba “mujer esposa y  mujer madre”; pero en realidad sus genes los alumbraron con una Lengua más antigua...

Tuvo tres hijos con Larius, su esposo,  La Madrona: así sus aguas, por voluntad propia e independiente de familiares parientes, no desembocan en el Río de la Gran Madre; ella también quiso ser Gran Madre.

Dicen que había estado inspirada por un tal Argantonio Mateos Martín de Rodrigo y que, al escuchar sus versos,  anheló engendrar el Mar Océano -su GuadiMadre  sólo había engendrado un  lago-.

Y dio a luz  y corriente al río Betis; y, desde entonces, todos los días le lanza un beso transparente y fresco desde sus pechos ubérrimos.

La Madrona es la fuente viva y vivificadora, como el agua es la fuente vivificadora de la Vida; lo dijo el filósofo Tales de Mileto -hay gente pa tó dijo, a su vez, El Guerra, torero de sabias ignorancias- y lo dijo el Cual Pedro que puso su Barca, ¡su barca!, sobre ella aseverando, inspiradamente,  que  “hace tiempo existieron unos cielos y también una tierra surgida del agua y establecida entre las aguas…II 5.”.


Tierra, Agua y Fuego - y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas- ; ayer y hoy: Helios, Jesé, Moisés,  Coxcoxtli,  Gilgamhés, Noé, Proteo, Segunda Epístola de Pedro; mañana silencio (la Tierra se ceñirá el cinturón arcoiris de Isis).

(Cuando suceda
¿quién será el remo,
quién irá de remero;
acaso hay marineros
de tierra adentro
y de oleaje seco?)

Pero La Madrona no es fuente de la reina mora de la Arabia reseca sino de la Augústea Romana Emperadora; y fueron los de Roma los que en ella convirtieron sus Faces en Molinos (y en sus huertas no hubo necesidad de norias: el agua correría a los pies de los berros; eso sí, en el de mi amigo Juan Larrey pusieron edificación de alberca para que yo pusiese a prueba la dureza de mi viriata cabeza…).

Y, en el Principio, “In Principio”, surgió La Olla, lugar en el que Adán y Eva, según mi veraz ocurrencia, cocinaron su primer alimento tras abandonar el Paraíso (éste se encontraba en los alrededores de Llerena, que cerca aún queda, como científico testimonio, un bosque petrificado); luego, los hombres dispersos edificaron, antes de bajar a los rincones,  accidentes y fechorías de la Tierra, una réplica santa de la Torre de Babel sobre las rocas inamovibles de Llerena, diciendo: “Ea, hagamos, pues, un atajo secreto para llegar a Dios y volver a ser según su imagen y semejanza”.

Y, por nombre le pusieron al zigurat  santo, el nombre de Granada, la Gran Nada, el Todo, el Absoluto, ¡Dios!, en su memoria.

(Dios es mujer, aseveró un papa con prisas de saberlo fehacientemente).

Y, una vez al año, aunque se haya perdido el papiro y la leyenda, se Giran los llerenenses al más remoto, alegre e inasible pasado, toda vez que el Cristo ha resucitado, para rememorar el primer descanso de Adán y de Eva tras los esfuerzos de su primer trabajo -que hay quien asegura con meridiana certeza que aquí Abel fue engendrado-.

Y, al son del acordeón de la buena y festiva María Tulo, Cotrina, danza el pueblo llerenense en forma de gente alegre, feliz y maravillosa.

Entretanto yo, en un descuido propio y ajeno, en el Molino de por bajo, siento el frío del agua envolviéndome y empapándome angustiosamente alma, ropa y cuerpo.

Sólo tengo la edad de empenicarme hacia abajo.

Pero aquellos molinos con aspas de agua y seda y terciopelo aún me traen los recuerdos más bellos…

¿Será cierto que la madurez atesora y atempera los infantes y adolescentes recuerdos, como si fueran posludio de un paraíso que, sin embargo, postmerecemos?

En la ciudad de Mérida a 10 de julio de 2014.




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