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Recuerdos y reencuentros.

martes, 11 de agosto de 2015

GAÑOTES, PESTIÑOS Y PRESTIÑOS. (REIVINDICACIÓN DEL VOCABLO “PRESTIÑO”, UNA RELIQUIA LINGÜÍSTICA LLERENENSE) . Antonio Mateos Martín de Rodrigo.


A las monjas de Santa Clara, famosas por sus celestiales manos y celestial espíritu dulcero.

Ayer noche, Francisco  Cuadrado  y Francisco Hernández Puyol nos ponían, en Eres de Llerena, ante la Pastelería de las Pelicanas y de paso frente a los pestiños, prestiños  o gañotes.
Prometí encontrar el nexo entre estas tres palabras, interpretadas de las más dispares maneras, y he aquí el resultado.

Como  “el pato, el ánsar y el ansarón, tres cosas suenan y una son…”.
El  Diccionario de la Real Academia de la Lengua -DRAE-, en su útima edición,  recoge las tres palabras: “pestiño” como equivalente a  “prestiño”  y, por otra parte, “gañote”;  todas son consideradas en él como “frutas de sartén”.
La denominación de “gañote” vendría  de su forma -Género de fruta de sartén, que se hace de masa muy delicada, con la forma del gañote -, y las de “prestiño” y “pestiño” por la forma de elaboración.
En ellas añade el DRAE para “gañote”: “Fruta de sartén, hecha con porciones pequeñas de masa de harina y huevos batidos, que después de fritas en aceite se bañan con miel”.
Asombrémosnos; los “pestiños”, “prestiños” o “gañotes” se derivarían del mismo vocablo que “el pisto”; así el último DRAE recoge que procede del latín “pistus, majado, batido”.
Ahora bien, Corominas y Pascual, en su Diccionario Crítico y Etimológico Castellano e Hispánico recogen su primera fecha de aparición en 1543  a la vez que dan la información más completa al situar el origen directo de la palabra “prestiño” en el occitano “prestinh”, “panadería, cuarto en donde se hace el pan y los pasteles”, del latín vulgar “pristinum”, derivado de “pristinum”, “oficio de de panadero” que se deriva, a su vez, de “pistor”, que es el nombre latino del “panadero” y éste de “pinsere” que significaba “machacar y moler”.
Y, añaden, lo cual es muy significativo: “por influjo de “pisto” aparece en castellano “pestiño” ( Academia, siglo XIX)”; en realidad, la Real Academia lo que introdujo en un tiempo ya muy tardío fue confusión.
Antes de la introducción del vocablo “pestiño” por la Real Academia su Diccionario de Autoridades” -1726-1739-, el primer Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, sólo recogía la palabra “prestiño”; paso a recoger su interesante definición y que pone en jaque la forma de presentación como una sola y única:
“PRESTIÑOS, F, M. Cierta especie de fruta de sartén, que se hace de massa de harina, huevos y canéla, de la qual se forman unos rollitos  de la hechura de piñónes, los quales se frien en manteca ó azeite, y luego se les echa miél muy espumada, y puesta en mucho punto, y se van formando unos montoncillos en figura de piñas ú otras cosas […]”.
Es decir, la palabra “prestiño” es la más correcta, la más antigua y es la que yo oía, y por tanto, se usaba en Llerena; es decir, “prestiño” es un vocablo más perdido en el rico y muy antiguo habla de Llerena…
No obstante, y en honor a la verdad, la palabra “gañote” en el siglo XVIII era, para la Real Academia, un vocablo singularmente extremeño; en su Diccionario  de Autoridades daba la definición concreta de mis “prestiños” infantiles: "GAÑOTE. Por semejanza se llama un género de fruta de sartén, que hacen de massa mui delicada, con la figura y forma del gañote. Y especialmente en la Estremadura se llaman asi […]".



En la ciudad de Mérida a 11 de agosto de 2015.

domingo, 9 de agosto de 2015

MENTIRAS EN REHABILITACIÓN LAS PRECISAS Y ESTA FUE ESTÚPIDAMENTE AHORRADORA. Antonio Mateos Martín de Rodrigo.

La ilustración es bastante anterior al año 1887.
En Mérida el  Arquitecto Sr Menéndez Pidal como rehabilitador tiene fama  asociada a la sonrisa irónica; parece ser que cuando rehabilitó las columnas del denominado Templo de Diana, en realidad un Templo dedicado al Culto Imperial, "se le olvidó" decirle al picapedrero que las columnas han de tener entre 22 y 24 acanaladuras, estrías o surcos verticales; cuando lo oí comentar en una conferencia, sinceramente creí que sería por ahorrar... 

Claro es que en aquella temporada de la Historia se ahorraba bastante en impuestos y en derechos y, sobre todo, en izquierdos...

Pues sí, este señor SúperArquitecto del Régimen debió de tener el ahorro por lema, tema y sistema porque no sólo restaría acanaladuras, estrías o surcos verticales en la rehabilitación del denominado Templo de Diana en Mérida, también le aplicó un severo régimen de adelgazamiento al Palacio de la Inquisición de Llerena; sin más miramiento que ahorrar unas pesetillas, restaría una terraza en "nuestro" Palacio de la Inquisición de Llerena, posiblemente en esta época de la fotografía Templo Masónico, año de 1887.

Y, es que la Verdad o la Mentira no sólo vienen de las plumas al interpretar la Historia; también de las arquitecturas...


En la ciudad de Mérida a 9 de agosto de 2015.

lunes, 3 de agosto de 2015

EL COLEGIO NTRA. SRA. DE LA GRANADA DE LLERENA Y SUS MILAGROs MATEMÁTICOS. Antonio Mateos Martín de Rodrigo.

A mis amigos de "Cesta y Puntos".

Cuando naces, aunque pequeño o mínimo, un resumen y preciso esquema del Universo, viene al Mundo para ser un mini mundo -no confundir con un accidental  "minungui"-; y, tal lo indicaría, muy fielmente, esa espiral que ves sobre tu cabeza -popularmente llamada "remolino"-

La espiral de la coronilla es el Adeene común de todo bicho y animal moviente o cosa que se desplaza y nosotros mismos o todo lo que nos rodea -"remolino" es un también sinónimo de "revoltillo", algo propio de los espíritus y cuerpos con vida excesiva- ; así la espiral es la imagen quieta y universalizada del movimiento o del desenvolvimiento, de la Evolución -pero no según Darwin y sus neocontinuadores, los liberales burgueses de la Ciencia cuyos hobbyes nos llevaron a la mortífera desintegración del átomo sobre las gentes de Hiroshima y Nagasaki  o la invasión de China y etc., a la de Polonia, Francia y etc.-.

La Espiral es la Línea Recta soplada por el Aire en tu boca, o por el Espíritu In principio; que por la Voz, que se traduce, al soplar, por "Hágase" la Luz, la Vida; y el Esqueleto como inicial recuerdo expreso y expresa y postrera fotografía de la caminata, revoltillo o remolino vital.

Pero vayamos al mundo real.

Hasta primero de bachillerato, plan del 57, matemáticamente yo era un niño feliz -el bueno de Don José me había enseñado que las prisas eran malas consejeras-; pero la muerte de Don Tomás, mi médico de cabecera, me trajo la infelicidad. 

Claro es, que hasta como médico era óptimo y como lo suyo era "de cabecera" pues quitaba bastantes dolores sin Optalidón ni Okal;  y, cuando me recetaba inyecciones -entonces muy frecuente como remedio-, mi amigo Pepe, su practicante anterior al entrañable Pizarro, me las ponía sin agujas... y hasta yo iba sólo al consultorio con siete u ocho años - de edad-.

Pero, a partir de segundo de bachillerato las matemáticas me atravesaron el alma y dejaron huellas sangrantes en ella y en mis manos -y yo no era beato que somatizase las llagas de Cristo...-.

Maldita la gracia, el ojo porro no rompía las palmetas.




Yo, como gato escaldado me apartaba, selectivamente, del hecho o suceso o evento matemático, hasta el mes de agosto en que hacía la recuperación y Don Isidoro cogía la tiza y hacía la explicación.

Y cuando el Plan de Bachillerato del 57 tocaba a su fin y enfilábamos la última Reválida de 4º, la que te daba certificado oficial de presumir de ser "hombre" y la cual, por consecuente, te daba puerta abierta a determinados trabajos algo intelectuales, sucedió que...


Como yo, entonces, no me estaba nunca quieto resulta que mis gafas, fatalmente, se dirigieron al suelo en los momentos previos al Examen...; afortunadamente en la parte superior quedó un trozo lo suficientemente grande para ver.

Pero, lo peor venía en el problema de Matemáticas; Don Isidoro lo había presentido -éste puede salir, así que atentos-; pero mi mundo, como siempre, se encontraba en el Mundo de las Ideas...

N.B. Los vigilantes siempre durante el Estudio observaban mis dedos; si los recorría interpretaban, correctamente, que estaba escribiendo poesía.

Y castigado el Domingo por la mañana, Día del Señor..., a "estudio".

- Hasta recuerdo que tenía que llevar al Colegio autorización paterna para poder asistir a Misa de mi Parroquia... (este punto no se respaldaba en el Concordato recién aprobado, año 1957, ni en el Derecho ni en el Deber Canónico...) .

Y salió el problema "presentido" y yo, claro, no sabía el desarrollo.

No obstante, como siempre he tenido un fuerte complejo de rata lista e inteligente en engorrosos e imposibles laberintos de Cnosos y de catedrales góticas, me puse a discurrir y me eché al ruedo con mi imaginación por capote, espada y arte...

¡Ele!

Al salir del examen comencé a preguntarle por el resultado del problema a los que parecían más empollones; pero nadie coincidía en mi resultado.


Malo.

Para aliviar las penas un grupo de amigos y compañeros decidimos conocer la Calle Concepción; al regresar y, a la bajada de la Calle del Obispo, nos topamos con D. Isidoro que me espetó: "¡Qué has hecho!".


¡Madre del amor hermoso y Santa Bárbara Bendita!; si yo sólo había ido a mirar la calle, que sólo tenía dinero para un paquete de "Tres Vintes" y quería llegar entero al matrimonio...

Afortunadamente, Don Isidoro me alivió el espíritu inmediatamente, no con un cachetazo; el catedrático corrector lo había llamado porque uno de sus alumnos había ideado una fórmula diferente para resolver el problema planteado...

¡Y ese alumno era yo¡

No obstante, no me sentí bajo el Síndrome del Burro Flautista; mi amatemicación era un lapsus, según luego, me aconsejaría entender Sócrates... quien, en su afán didáctico, decía que había que tomar el camino más adecuado y adaptado al alumnado....

De cualquier manera mi camino estaba ya predeterminado, acaso desde la eternidad, y, para siempre, seguiría, siendo de Letras.

Sin embargo...

Por los años ochenta del siglo XX descubrí una revista traducida del norteamericano -sí, del  "norteamericano"- llamada  "Investigación y Ciencia"; al parecer, su aportación básica y más importante había sido la de ignorar las formulaciones matemáticas.

Para alguien de Letras era, pues, como encontrar la Llave que abría la Puerta de la Sabiduría Perdida y Oculta durante años.

Y...¡ tachín, tachán! descubrí en la Revista la Geometría Fractual y la Teoría del Caos y me hice seguidor de la Teoría General de Sistemas.

Y, enredando, enredando, descubrí algo por lo que si fuese matemático ya me hubiesen concedido su premio Nóbel.

Cogí un triángulo equilátero y le dije que se diese una vueltecita; de ese movimiento de girar sobre su centro resultó una Circunferencia.

A continuación le dije a la Circunferencia que también se diese otra vueltecita sobre sí misma; y de tal giro sobre su centro resultó una Esfera.

Y una vez surgida la Esfera también le dije que se moviese sobre si misma. 

Y surgió la Espiral...




Bueno, en realidad lo único que hice fue crear un Sistema de Transformaciones Afines -girar sobre el centro-, sobre un Generador - el triángulo equilátero-; es decir,  formulé un sencillo Algoritmo o una sencilla regla repetida o iterada para crear nuevas Criaturas Geométricas... 

Y recordé que en Cuarto de Bachillerato también estudiábamos Física y Química, con la querida Doña Matildina; ¿podría aplicársele esta Modelación Matemática a la Química?

Para ampliar conocimientos:

http://miscelneadesdemrida.blogspot.com.es/2007/01/la-espiraliii.html

En la ciudad de Mérida a tres de agosto de 2015.