LOS RESTOS DE UNA CALZADA ROMANA EN CANTALGALLO (LLERENA) O EL TRAZADO DE LA VÍA HISPALI AD EMERITAM POR REGINA
DESDE LACUNIS (FUENTE DE CANTOS)
Y NO POR USAGRE.
Antonio Mateos Martín de Rodrigo.
A Antonio Marín Guerrero.
INTRODUCCIÓN.
Tal como vimos en el anterior artículo, por causas
económicas aparecen nuevos caminos en momentos determinados que unen espacios
nunca antes interrelacionados.
Concretamente, la ampliación de la Cañada Real Segoviana
trashumante bajó desde Medellín hasta Berlanga, Ahillones y Granja de
Torrehermosa al ampliarse en el reinado de los Reyes Católicos el espacio
dedicado a la ganadería mesteña.
También nuevos caminos aparecieron en época musulmana para
conectar directamente Mérida o Badajoz con Córdoba, y con Sevilla, ya en la
época post-emiral, con Reina y LLerena como lugares de paso.
Concretamente, el camino de Mérida a Córdoba por Usagre
surge en esta época. Sin embargo, no era así en época romana ni estos nuevos
caminos eran pavimentados.
Comprobémoslo.
LAS VÍAS ROMANAS EN EL SUR DE LA ACTUAL EXTREMADURA.
Dos calzadas romanas unían Augusta Emerita (Mérida) con Híspali (Sevilla). En el Itinerario de Antonino se denominaban oficialmente durante el
siglo III como
-
Iter ab
Ostio Fluminis Anae Emeritam Usque (el
camino de la desembocadura del Guadiana a Emerita)[1]
que, en la actual Extremadura, transcurría entre Monesterio y la ciudad
emeritense.[2]
En
realidad, la denominación era la propia de una vía de comunicación que ponía en
contacto la capital de la Lusitania
con uno de sus límites provinciales: la desembocadura del Guadiana.
Éste unía, a su vez, las dos
ciudades capitales de la Bética (Córdoba) y de la Lusitania.
Según José Manuel Roldán Hervás, la denominación de Vía de la Plata sólo le corresponde al Iter Emeritam ad Asturicam,[4], que unía Augusta Emerita (Mérida) con Asturica
Augusta (Astorga). Sin embargo, la Junta de Extremadura, en una confusa
aclaración en la que da por conocida la posición de Roldán Hervás y otros que
le siguen, oficialmente da la denominación de Vía de la Plata, denominación propia desde la época medieval,[5]
al tramo referido por María Lozano Belloso desde Monesterio hasta Baños de
Montemayor.
Evidentemente, este nombre de Vía de la Plata no procede
de época romana sino de tiempos medievales musulmanes y fue popularizado tras la pérdida de la capa de rodadura. Roldán
Hervás interpreta que el vocablo “plata” en lengua árabe significa “pavimento”.[6]
En opinión del Cronista Oficial de LLerena, Luís José Garraín Villa, la calzada que
pasaba por LLerena, al parecer, procedente de Usagre y Villagarcía de la Torre,
se nombraba desde antiguo Vía de la Plata.
Garraín Villa sitúa el trazado de la Vía de la Plata llerenense por lo que fue antes el Camino de Villagarcía y, actualmente,
como en nuestra infancia se denominaba Camino
de la Albuera. De hecho, asegura que su denominación antigua fue Camino de la Plata. [7]
Historigráficamente se fundamentaría la consideración de
este trazado en el itinerario que Roldán Hervás hace de esta
vía, al llevarlo en su discurso caminero a la vera de Usagre, la antigua ¿Urbs Sacra?, y procedente de Villafranca
de los Barros (Perceiana),[8]
A su vez, fundamenta Garraín Villa su opinión en “documentos
antiguos”.[9]
A mi entender, Garraín Villa para su Vía de la Plata llerenense se referiría al Iter ab Hispali Emeritam que es el que Roldán Hervás sitúa, acaso
erróneamente, por Usagre y Villagarcía de la Torre.
El
Marqués de Monsalud en 1896, hacía correr, también, ignorando, empero, la
actualmente considerada oficialmente como Vía
de la Plata, la vía de “Sevilla a
Mérida” hacia Regina por LLerena,
procedente, claro, de Villafranca de los Barros y Usagre:
“Después de Villafranca reaparece en los olivos
de las Bodegas, atraviesa la sierra de los Santos, que es donde se halla mejor conservada, siguiendo hacia Llerena; Casas
de Reina, etc. [11]
Sabemos que esta Vía de Sevilla a
Mérida, sin otra denominación conocida que la de Iter ab Hispali ad Emeritam, sí pasaba por el actual término de LLerena ya
que Regina era una de sus “mansios”,
o estación oficial de descanso nocturno.
Fundamentalmente, debido a su recorrido extremeño actual, el
Iter ab Hispali ad Emeritam, sería más una calzada bética que
lusitana, pese a ir a morir en la ciudad augustanoemeritense. Y, es que los
límites entre la Bética y la Lusitania, han sido establecidos, más o menos, a la
altura de Los Santos de Maimona.[12]
Paralelamente, esta calzada de Híspali a Emerita,
también, tenía como fin vertebrar las
poblaciones y los términos más septentrionales del Conventus Cordubensis: Astigi, Regina y ¿Urbs Sacra? (Usagre), pertenecientes a esta jurisdicción según
Ptolomeo[13]
-las dos últimas poblaciones situadas en la Comunidad Autónoma de Extremadura-.
Este recorrido ha sido interpretado por Alberto González
Rodríguez como “calzada romana secundaria”
paralela a un itinerario árabe.
Ninguno de los dos caminos pasa, en la interpretación de su
recorrido, ni por LLerena ni por Regina,
aún partiendo un poco más allá de Zafra (a la que considera Segida Restituta Iulia).[14]
Este “poco más allá” podría corresponderse con Lacunis o Fuente de Cantos.
No obstante, la Junta de Andalucía, en la descripción de las
Vías romanas de su territorio
histórico, desliza el trazado de esta Calzada no por Usagre como Roldán Hervás
ni González Rodríguez, sino, desde Regina
hacia Lacunis. Es decir, hacia la
actual Fuente de Cantos en donde enlazaría con el Iter ab ostio fluminis Anae Emeritam usque.
Al parecer, la Junta de Andalucía, se basaría en los
Itinerarios clásicos como la Tabula
Peutingeriana.
Así también lo entienden José María Álvarez Martínez, F.
Germán Rodríguez Martín y Trinidad Nogales Basarrate al referirse a Regina. Consideremos lo que dicen al
respecto: “El emplazamiento de la ciudad
tanto levantada en el llano como la ubicada en el cerro, estuvieron ligadas a un ancestral camino que
conectaba el valle del Betis con el
del Ana (sic) y la fachada atlántica
una ruta que los romanos, como en tantos sitios, van a convertir en la calzada que enlazaba las capital de Lusitania, Augusta Emerita, con Hispali. Nos referimos a la vía, iter ab Hispali Emeritam, cuyo recorrido atendiendo a lo propuesto
por el itinerario de Antonino, plantea serias dificultades a la hora de encajar la distancia que el recorrido otorga entre Emerita y Regina . En los
últimos años se han buscado algunas
alternativas que expliquen esta anomalía. Georges y Rodríguez Martín dicen que en realidad no se trata de un error del
copista, sino que nos encontramos en el lugar
en el que la vía X arranca o,
mejor dicho, se separa, de la vía XXIII, Iter ab Ostio fluminis Anae Emeritam Usque. Dicho inicio se encuentra
en las inmediaciones de la actual de Fuente de Cantos (Badajoz). Si lo tomamos
como punto de partida de la vía X, las distancias del trazado encajan
perfectamente, encontrándose la ciudad de Regina a las XXIIII MP del Itinerario”.[17]
LA CALZADA ROMANA DE ASTIGI A EMERITA POR “CANTALGALLO”.
Sin embargo, faltaría la prueba directa de la existencia de esta
calzada, es decir, al menos la existencia de un retazo y su permanencia como
camino.
El testimonio arqueológico, al parecer, estaba situado aún en el siglo
XIX en Cantalgallo, finca situada
en el término de Llerena, según un texto decimonónico.
En ella tendríamos una insospechada y antigua
prueba arqueológica que fundamentaría la
proposición de Georges y Rodríguez Martín muy cerca de la propia ciudad de
LLerena: los restos, ahora quizá perdidos, pero sí documentados, de esta
antigua calzada romana deducida por ellos.
Los vestigios
de esta calzada, cuya existencia documentó en 1844 Fermín Caballero, desde Lacunis
o Fuente de Cantos, pasaría por
LLerena, la entonces Villa Lariena,
hacia la mansio Regina, por el cortijo de Cantalgallo,
acaso entonces una villa romana del Municipium
de Regina.
Algunos años después, año de 1866 concretamente,
esta calzada, ya era reconocida oficialmente como carretera y tenía la
denominación de Carretera de Cumbres Mayores á Llerena por Fuente de
Cantos.
Su paso por Cantalgallo,
quedó perfectamente descrito en el
Itinerario descriptivo de España,
Tomo VI, elaborado por el Depósito de
la Guerra.
-
“A 17 k. se encuentra el cortijo de Canta-el-
Gallo y se entra en un desfiladero de 4 k”.
-
“A 18 K. se vadea el arroyo Canta-el-Gallo,
impracticable en épocas de lluvias, y el camino desde 22 K., asciende entre
cultivos cercados á Llerena”. [19]
CONCLUSIONES.
Con el dato de la calzada romana de Cantalgallo descrito, el de Juan Mateo
Reyes Ortiz de Tovar describiendo la calzada de Emerita a Híspali a su
paso por Calzadilla de los Barros y los del Marqués de Monsalud, habría que
poner en duda una de las proposiciones de Pierre Sillières quien entiende que
la calzada citada comienza a desaparecer a partir de Villafranca de los Barros
considerando que son dos jurisdicciones provinciales diferentes.
Concretamente afirma Sillières que, a partir del
Sur de Villafranca de los Barros, disminuye el número de villae e, incluso, lo que nos importa, parece desaparecer la
calidad de la calzada.[20]
No sería tal así. Según Juan Mateo Reyes Ortiz de
Thovar, sin embargo, en el siglo XVIII,[21] aún
existían vestigios o restos de la Calzada romana de Emerita a Hispali en
Calzadilla de los Barros. Lo mismo sucedía en el siglo XIX más allá de
Villafranca de los Barros.[22]
Ahora bien, tendríamos una posible explicación de
los territorios de los Conventos Jurídicos de Córdoba y Sevilla a través de la
Vía de Mérida a Écija en su zona Bética al
sur de la actual Baja Extremadura. Frontino especificaba que “todos los límites, según una ley colonial,
deben de servir de camino público”.[23]
O lo que es lo mismo, a la derecha o al este,
subiendo desde Regina, se situaría la
jurisdicción conventual cordobesa y a la izquierda o al oeste la hispalense.
Por otra parte, hay que considerar la
proposición del paso de una calzada romana por Usagre hacia Llerena/Regina como no conforme a los
itinerarios de la época romana.
El itinerario por Usagre-Villagarcía de
la Torre, más bien sería un nuevo enlace para acortar la distancia entre
Córdoba y Mérida. Especialmente, por razones de control de su levantisca
población emeritense frente al poder de Córdoba.
En la ciudad de Mérida a 1 de junio de 2019.
[1]
ROLDÁN HERVÁS, José Manuel. Iter ab
Emeritam . El Camino de la Plata.Universidad
de Salamanca. Salamanca 1971, p . 155.
[2]
LOZANO BELLOSO, María. “El proyecto Alba-Plata (1998-2004): Ruta patrimonial de
Extremadura” en Revista de Estudios
Extremeños . Vol 63. Nº 2 Diputación
Provincial de Badajoz. Badajoz 2007, p.
588.
[3]
ROLDÁN HERVÁS, José Manuel. Obra citada, p. 155.
[4]Íbidem,
pp. 17 y ss.
ORDEN de 19 de noviembre de 1997, por la que se incoa
expediente para la declaración de la Vía de la Plata, a su paso por la
Comunidad Autónoma de Extremadura, como Bien de Interés Cultural con categoría
de Sitio Histórico y se concreta su delimitación en
http://doe.gobex.es/pdfs/doe/1997/1400o/97050587.pdf
[6]
ROLDÁN HERVÁS, José Manuel. Obra citada, p. 19.
[7]
GARRAÍN VILLA, Luís José. LLerena sus calles, historia y personajes. Sociedad
de Historia de LLerena, Badajoz 201o, p.. 27.
[8]
Íbidem, p. 17 y ss.
[9]
Íbidem, p. 27.
[10]
ROLDÁN HERVÁS, José Manuel. Obra citada, p. 155.
[11]
MÁRQUÉS DE MONSALUD.
“Via romana de
Mérida á Villafranca
de los Barros”.
En “ Noticias ” Boletín de la Real Academia de la Historia.,
28, 1896. Cuaderno VI, pp. 533‐ 535,
[12]
Los confines entre la Bética y la Lusitania aún se cuestionan; si bien,
se
establecen a grosso
modo por parte
de los historiadores
no plinianos, basándose
en
distintos presupuestos, entre Los Santos de Maimona y
Villafranca de los Barros. Véase: ÁLVAREZ MARTÍNEZ, DE LA BARRERA ANTÓN Y
VELÁZQUEZ JIMÉNEZ. en Historia de Extremadura,
Tomo I, La
Geografía y los tiempos antiguos. Universitas. Badajoz 1985, pp. 101‐180.
p.123, SILLIÈRES, Pierre. “Centuriation et voie romaine au sud de Mérida:
contribution à la délimitation de la Bétique et de la Lusitanie” en Mélanges de la Casa de Velázquez. Année
1982 18-1. p.440
y FERNÁNDEZ CORRALES,
José M.ª: El asentamiento
romano en Extremadura. Su análisis espacial.
Universidad de Extremadura, Cáceres 1988, pp. 124 y 125.
[13]
URUEÑA ALONSO, Javier. “Los conventvs de la provincia Baetica a partir de la descripción
geográfica de Ptolomeo” en Habis, 2001.I,
i 42.20, p. 215.
[14]
GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, Alberto. La red de
caminos islámicos en Extremadura. Conformación y Morfología. Caja de
Ahorros de Badajoz. Badajoz 1993, p. 53
[15]
INSTITUTO DE ESTADÍSTICA Y CARTOGRAFÍA DE ANDALUCÍA. Atlas de la Historia del Territorio de Andalucía. Junta De
Andalucía, Cádiz 2009, p.156.
[16]
Íbidem.
[17]
ÁLVAREZ MARTÍNEZ, José María; RODRÍGUEZ MARTÍN,
F. Germán y NOGALES BASARRATE, Trinidad. “Regina; proceso de urbanización de un centro de la Baetica” en Studia Lusitana. 8. Ciudades romanas de Extremadura. T. Nogales
Basarrate y M.J. Pérez del Castillo (edits.). Museo Nacional de Arte Romano.
Badajoz 2014, pp. 169 y 170.
[18] CABALLERO, Fermín. Manual Geográfico-administrativo de la
Monarquia Española, Madrid 1844, p. 330.
[19]
Depósito de la Guerra. Itinerario militar
descriptivo de España, Tomo 5. Madrid 1866, pp. 509 y 510.
[20]
SILLIÈRES, Pierre. “Centuriation et voie au sud de Merida: contribution a la
delimitation de la Betique et de la Lusitanie”. Melanges de la Casa de
Velásquez. XVIII/1. Boccard. Paris 1982.P. 443.
[21] A
ello se opondría las informaciones del siglo XVIII ya que al referirse a
“Calzadilla de los Barros” ORTIZ DE TOVAR, Juan Mateo Reyes. Partidos triunfantes de la Beturia Túrdula.
Ediciones Guadalupe. Madrid 1998,
asegura que en Calzadilla de los Barros
aún se conservaban restos apreciables de la calzada romana, p. 39 : “Descúbrese
hoy día en este sitio la calzada romana por un buen pedazo ”.
[22]
MÁRQUÉS DE MONSALUD. “Vía romana de Mérida á Villafranca de los Barros”. En “ Noticias
” Boletín de la Real Academia de la
Historia., 28, 1896. Cuaderno VI. pp. 533- 535: “Después de Villafranca reaparece [la calzada] en los olivos
de las Bodegas, atraviesa la sierra de los Santos, que es donde se halla mejor
conservada, siguiendo hacia Llerena; Casas de Reina, etc.”.
[23] RESINA SOLÁ, Pedro. Frontino. De Agri Mensura.
Universidad de Granada. Granada 1983, p.209.
[24]
HAMEY, L. A. y HAMEY, J. A.: Los
ingenieros romanos. Akal. Madrid 1990.
Publicado en la Revista de Ferias de Ahillones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario